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Qué tan útil es quejarse demasiado

¿Te quejas demasiado y por todo? Enfocarnos en el lado negativo de las cosas tiene una consecuencia para el estado de ánimo de las personas

 

¿Te ha pasado que, ante alguna injusticia, en lugar de alzar la voz y expresar tu inconformidad, prefieres quejarte en silencio y "tragarte" tu coraje? ?Este tipo de queja, además de inútil es un hábito que sólo nos perturba nuestra paz mental y nos acerca al desánimo?, señala el psicólogo clínico José Elías Fernández, experto en superación personal.
"La queja puede ser útil cuando se canaliza adecuadamente y se dirige a solucionar un problema, obtener una reparación o compensación, o remediar una injusticia. Quejarse es útil cuando es un medio para obtener un objetivo, como un cambio de conducta en alguien, pero no un fin en sí misma", señala Elías.
¿Por qué es tan malo quejarse?
Según este psicólogo, la costumbre de quejarse se ve alimentada por cierto pesimismo cultural del que hay que huir. La sociedad tiende a dar la imagen de que el mundo se viene abajo o es un valle de lágrimas donde predomina lo negativo. Aunque en los medios de comunicación predomine el catastrofismo, el mundo y la vida siguen adelante y tras cada noche llega el día.
Las quejas incluso pueden ser patológicas, como sugiere un estudio de científicos de la Universidad de Missouri-Columbia, en Estados Unidos, según el cual los adolescentes tienen más probabilidades de sufrir ansiedad y depresión cuando mantienen largas conversaciones sobre sus problemas con sus amigos.
Las quejas detrás de una lupa
El problema, según los expertos, radica en la denominada "co-rumiación", que consiste en darle vueltas a un problema y expresar los conflictos, sin resolverlos, lo cual influye negativamente en la persona como una caja de resonancia que en lugar de resolver el problema, lo amplía.
Los científicos de Missouri-Columbia descubrieron que las niñas suelen "co-rumiar" más que los niños, y pasan mucho tiempo insistiendo en problemas y preocupaciones, que probablemente las hacen sentir más tristes y más desesperanzadas.
"Ante cualquier adversidad hay que ser consciente de que "nada de lo que nos pasa es inútil y todos los acontecimientos tienen su intencionalidad evolutiva, por contradictorios, dolorosos o inútiles que parezcan", señala José María Doria, director de la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal (EEDT); "la vida es aprendizaje y desde esa perspectiva no hay noticias esencialmente buenas o malas. Lo primero que nos llega es la superficie y la piel de las cosas, pero tras la aparente desgracia, a la larga adquirimos una enorme experiencia que nos hace evolucionar. Como quien dice 'lo que no te mata, te hace más fuerte', explica Doria.
No obstante, según Doria, hay un hábito mental que nos impide ver y aprovechar ese aprendizaje que nos otorga la vida a través de las adversidades: las quejas inútiles. "Una cosa es enfocar nuestra energía mental y emocional para resolver un problema, o desahogarnos compartiendo y reflexionando con otros una situación que nos desagrada y otra quejarnos. Además de no servir para nada, la queja nos debilita y nos hace negar nuestro propio poder", explica.
¿Te consideras una mujer demasiado quejumbrosa?

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