La pequeña Wren Bowell llegó al hospital con un lápiz incrustado en uno de sus ojos.
La pequeña británica Wren Bowell, de 2 años, sufrió un doloroso accidente con un lápiz de colores, después de que tropezara y éste se le incrustara en la cavidad ocular.Tras el percance, los padres de la menor pensaron lo peor y temieron que pudiera perder la vista, sin embargo, el milagro se completó tras la operación de 4 horas a la que fue sometida, ya que no resultó con ninguna herida de consideración o que la marcara de por vida.
"Martyn Bowell, padre de Wren, no puede salir de su asombro, ya que después del procedimiento, los cirujanos le informaron que el lápiz no sólo esquivó el ojo de su hija, sino que también no llegó a ninguna arteria principal, lo que le hubiera causado la muerte de inmediato", informó la prensa internacional.
Ahora la pequeña poco a poco ha ido retomando su vida y sus padres dan gracias a los doctores por haberle salvado la vida y la vista.
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